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dissabte, de desembre 15, 2007

NAVIDAD Y MILONGAS

14 de diciembre fum, fum, fum. Ya llegan las fiestas navideñas y con ellas el derroche, los empachos, los brindis, las comidas, etc etc… Los mercados se llenan, los centros comerciales no dan abasto y se nos hace imposible pasear tranquilamente por las calles céntricas de nuestras ciudades (no sé si es más por la gran aglomeración de consumidores o por esos odiosos villancicos interpretados por un coro de “marcelinos pan y vino”).

¿Que hay crisis? ¿Que las hipotecas cada vez son más dificiles de pagar? ¿Que sube el precio del barril del petróleo, encareciendo a su vez todos los productos? Nada. Es Navidad y hay que salir a comprar y a consumir (si el niño Jesús levantara la cabeza, con el garito tan cutre que tuvo como lugar de nacimeinto, que por tener solo tenía posibilidades… y rodeado de una mula y un buey, “pa’ cagarse”).

Bueno pero no es el tema consumismo compulsivo el que me ha empujado a teclear estas palabras, sino una “noticia” aparecida en uno de nuestros telediarios estatales (concretamente Antena3, ¿qué os creíais?). En la misma nos explicaban cómo empresas de publicidad habían puesto al alcance de cualquiera un servicio de actores para amenizar nuestras noches de atracones navideños; podemos elegir entre el tío viajante ávido de aventuras, nuestra supuesta novia norteamericana, nuestro primo que frecuenta Holliwood…vamos, lo que se dice una persona “interesante”.

Una vez visto y oído la noticia y, después de la carcajada de turno, me pregunto: ¿pero tan vacías estan nuestras vidas como para necesitar que un desconocido venga a explicarnos milongas en Navidad? porque digo yo que lo que explicará solo lo sabrá él (menos en el caso de la supuesta novia, para llevar a cabo tal vacilada –y todavía dudo si todo se sabe en casa- deben de ponerse de acuerdo actriz e interesado)

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Me imagino el momento de la entrada en la casa, por ejemplo en el caso del primo fantasmón holliwoodiense (¿para qué llamarlo?, quien más quien menos tiene un personaje así en su familia…), me lo imagino entrando por la puerta, con toda la familia esperando su llegada y deseosa de escuchar sus vivencias… ¿cómo empieza? Digo yo que nada más llegar a la casa se pondrá en la piel del personaje el cuál interpreta, porque no creo que llegue y diga:

-Hola! Soy el actor que contratásteis, seran 60 euros la hora. Dejarme 10 minutos para prepararme… Vale! estoy listo, empezamos pues, ok?

Y luego está el hecho de que este supuesto primo no conoce a nadie de esa mesa, salvo a aquel que lo haya contratado (supongo vamos); esto lleva a pensar que la cena será un monólogo de este señor (como para hacerle callar, con lo que cobra).

Y mientras este personaje se mete en su papel y nos narra sus encuentros con Brad Pitt y Angelina Jolie, sus juergas con Mel Gibson o la estrecha relación que mantiene con “Governator”, yo me vuelvo a preguntar: ¿para qué reunimos a la familia? ¿tan aburridas consideramos nuestras vidas? No solo nos gastamos una fortuna a la hora de confeccionar nuestra cena de Nochebuena, invitamos a la familia por compromiso y para realizar una demostración de poderío culinario, sino que también traemos a un actor para que nos tome el pelo con sus invenciones (y puede que muchos utilicen este servicio durante estas Navidades sin informar de ello a alguno de sus invitados, me juego lo que sea) y así demostrar que nuestras celebraciones son las mejores del barrio.

Y aquí no queda la cosa. Esta empresa de publicidad que ha creado este peculiar servicio de “actores expres” vende su producto por… Ebay! Tenemos desde el mago, pasando por la flamenca y llegando a la funcionaria de la ONU (¿os imagináis hablando de política internacional durante la cena de Nochebuena?). Las pujas estan alrededor de los 200 y 300 euros (el mago y la funcionaria de la ONU son los más solicitados).

Ya no tenemos excusa. Aburridos, soñadores, buscadores de aventura (absténganse los deseos sexuales, ya que la cena quedaría cancelada in situ)… todos tenemos la oportunidad de pasar una divertida cena de Nochebuena y pasar de escuchar las sandeces de nuestros aburridos primos, cuñados, amigos… e invitar a un desconocido para que eclipse la presencia de nuestros más allegados en una fecha tan especial, ¿o no es así?