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dissabte, de setembre 06, 2008

CON LA "FRASE" HEMOS TOPADO

30/06/2008:



Todos tenemos todavía en la retina estas imágenes de celebración por la consecución por parte de la selección española de fútbol de la Eurocopa. Tras un gran torneo, donde la selección consiguió desterrar (por fin!!) todos los tópicos que siempre nos habían acompañado en una gran cita futbolística (país sufridor de conspiraciones internacionales, que si la “furia”, el toro…) y que tanto nos habían perjudicado, donde el juego directo y de toque español eclipsó la magnífica primera ronda de Holanda y a la Rusia de Arshavin, la copa fue conseguida más de 40 años después de aquella final ante la Unión Soviética. La alegría en el país fue espectacular, y así se siguió demostrando dos días después en la plaza de Colón, en Madrid, donde a la selección le esperaba una gran masa de seguidores.

Pero el tema de este post no es directamente el felicitar a nuestro equipo, pero sí a todo aquello que despertaron estas “declaraciones” que hizo el jugador culé, Xavi Hernández. Como ya habréis visto, tras felicitar a todos sus compañeros y al staff técnico, y agradecer el apoyo de la afición, el futbolista catalán soltó un “viva España” que ha traído de cabeza a más de uno. Aunque no solo del sector que se piensa…

Tras el triunfo de la selección en la Eurocopa, muchos sectores independentistas criticaron a los deportistas catalanes por no hacer mención a la realidad catalana o por dejarse llevar demasiado por la euforia (no es por señalar directamente a nadie, pero el miembro más visible de estas criticas fue el exdiputado de ERC, Joan Puig. Recordad el revuelo por el anuncio de Nike). Pero no se quedaron aquí las críticas o los “apuntes”, por así llamarlos. Desde algunos sectores nacionalistas españoles y de derechas se llegó a oir que el “viva España” de Xavi Hernández no fue lo suficientemente sentido o que le faltó el ardor guerrero que requería la situación (¿no os recuerda a las críticas a la ministra Chacón?).

Total, que nos encontramos ante esta situación esperpéntica y esquizofrénica donde tan acostumbrados nos tienen en este país. Y digo yo, ¿que nadie se acuerda ya de la primera liga de Rijkaard en el Fc. Barcelona? Tras la victoria ante el Levante, en la capital del Turia, estalló la fiesta, tanto en Barcelona como en Valencia. Muchos aficionados culés salieron a la calle y al aeropuerto a recibir a los flamantes campeones en la misma ciudad, y es curioso de ver cuando, saliendo del campo del Levante, en el autobús, el mismo Xavi ondeaba una “estelada” ante la fiesta popular. Una vez llegados a Barcelona, al mismo Camp Nou (un servidor se encontraba aquel día en el campo), todos los jugadores catalanes llevaban a sus espaldas sendas banderas independentistas (y todo esto después de la aparición de varios grupos musicales de la misma ideología). Más adelante, y antes del famoso “Madrid, cabrón, saluda al campeón” del camerunés Samuel Eto’o, todos los jugadores del Barça dieron un pequeño discurso agradeciendo el apoyo de la afición y acabando con un “Visca el Barça i visca Catalunya”; hasta Rijkaard se atrevió a hablar unas palabras en catalán.

No es mi intención criticar nada de esta celebración en este post, simplemente la he descrito para ejemplificar lo que quiero expresar en este comentario: viendo esto, qué debemos pensar de Xavi Hernández, ¿es un independentista/terrorista/antiespañol (al más puro estilo Acebes), o en cambio es un españolista/renegado/”botifler” como lo presentan (a él y a otros deportistas) los sectores independentistas?

¿No se dan cuenta los que realizan estos comentarios de que todo se trata de expresiones de alegría que sirven para enardecer a la multitud? No digo que no lo puedan sentir, simplemente me refiero a que en estos actos se desata toda la alegría contenida, y que muchas veces se dicen cosas para contentar a las masas.

Casos esquizofrénicos como este podemos encontrarlos en otros campos como la televisión, la cultura… Es uno de los males de este país y de la sociedad en general, el encasillar a alguien por algún tipo de opinión discordante con la tónica general. No nos paramos a pensar y a ver las cosas tal como son en realidad.