Después de la jornada de hoy, llego a casa, me siento en el sillón y enchego el televisor: el telediario. En mi casa, particularmente, se sintoniza antena 3. La primera noticia –no podía ser otra: tensión entre gobierno y oposición. El nuevo tema de este mes es el caso de Juana –que por si alguien no lo sabe perteneció al comando Madrid durante los años 80-, y la decisión del gobierno de concederle un régimen abierto a causa de su huelga de hambre.
Cabe decir que no siento ninguna compasión por este individuo –él no la sintió por niguna de sus víctimas-, pero la decisión de concederle un régimen abierto me parece la más adecuada en estos momentos, ya que la muerte del terrorista hubiera dado alas a un movimiento en vías de extinción. Además, la justicia no es venganza: si por ley este hombre ha cumplido condena, entonces critiquemos a las leyes, pero no critiquemos a un gobierno que ha cumplido a rajatabla la ley –en este tema, claro-.
La reacción del PP es, como de costumbre, totalmente contraria a la decisión de Zapatero. Debido a esto, el pasado sábado el propio Partido Popular organizó la que, según ellos, era la primera manifestación convocada por su partido y en contra del propio gobierno –recuerdo la del Estatut, otras manifestaciones contrarias a la política del gobierno, la de los papeles de Salamanca, la del fin de la familia…-. Como de costumbre, diputación de Madrid y gobierno no se ponen de acuerdo con las cifras: 340.000 personas para el gobierno, 2.000.000 para la diputación. Los días posteriores a la manifestación en la capital del reino –que no se moleste ningun republicano- se suceden las descalificaciones por parte de ambos bandos: el socialista y el popular.
Llegado este punto, mi trasero empieza a moverse inquieto encima del sillón y decido cambiar de postura y darle otra oportunidad a las noticias antes de irme a leer o navegar por la red. No hay tu tía, sigue la tensión; ahora, además, se suman los medios, y cada uno te cuenta la historia como quiere –desde antena 3 se habla de multitudinaria, desde el Mundo “cientos de miles de personas”, desde el País “”hermosa” manifestación, con rintintín”-.
Una cosa que llevo sin entender desde hace días es la cuestión del himno nacional, de la Marcha Real. Mi reflexión es bien simple: nos manifestamos por la paz y por el fin de ETA, porque aborrecemos la violencia y queremos vivir en libertad; hasta aquí bien, me parece correctísimo y es lo que toda persona de buena fe desea. Luego aparecen mis dudas: entonces, si lo que queremos es acabar con el fanatismo nacionalista de ETA y su entorno… ¿qué tiene que ver en todo esto la enseña y el himno español? Quiero decir, ¿es el himno español el himno de la paz? Pues si tuviéramos que hacer una lista de himnos y canciones que simbolicen la paz y la libertad, la Marcha Real no estaría en el top ten que digamos… en fin a lo que iba. O sea que, por una parte queremos el fin del fanatismo y la violencia, y por otra salimos –o salen- como bobos con cientos de banderas patrias, insultando al gobierno de Zapatero –¿qué es él el que mata?- pidiendo “la verdad” sobre el 11 de Marzo… y para acabar, mítin de Rajoy. Todo esto adornado con declaraciones de Aznar y lacitos azules… Qué mono!
¿Esta expresión del españolismo más rancio es la respuesta que la sociedad española debe tener ante la violencia? Bueno, para nosotros los ingenuos –los que vemos luz y nos creemos que es de día-, los que no vemos ninguna conjura internacional para hacer fuera al gobierno popular en España, pues nos cogerá por sorpresa. La intención del partido de la oposición ha sido siempre clara: desgastar al gobierno como sea; aunque por otra parte tenemos a Zapatero colaborando en este desgaste… Una vez perdidas las elecciones del 14 de Marzo, en las filas del PP se creyó que este gobierno no duraría la legislatura completa, así que decidió echarse al ataque, sin contar con el apoyo de otros partidos que les hubieran ayudado a hacer oposición. Prefirieron ir solos y oponerse taxativamente a toda medida emprendida desde el gobierno socialista. Así que este tipo de actos no nos deberían coger por sorpresa.
Pero lo que más me llamó la atención fueron estas muestras de fervor patriótico en la manisfestaciones anti gobierno: cientos de banderas españolas, consignas anti Zapatero –lo último en insultos: “Zapatero anticristo”-, pancartas, banderas franquistas, dirigentes del PP pululando por el ambiente, Ynestrillas gritando consignas a los suyos… vamos lo típico –ver foto de abajo, no tiene pérdida-.
Una vez visto esto me pregunto si el objetivo de esta marcha es el de protestar ante la “liberación” de un terrorista o la de acabar con un gobierno considerado poco patriota. A veces, si se me permite, parece que molesta más el hecho de que haya gente que no se considera española dentro del territorio estatal, que el hecho de que se esté matando a gente por patriotismo/fanatismo/integrismo.
Pues sí, todo esto se utiliza con fines electorales –como ya se hizo con la guerra de Irak o el Prestige-. No quedó la cosa ahí, que durante el homenaje a las víctimas del atentado de 2004 en Madrid hubo intercambio de descalificaciones e insultos entre partidarios de Zapatero y partidarios del PP –“Zapatero dimisión”, o “Acebes y Aznar al tribunal de la Haya”, y no precisamente de testigos-. ¿Pero a donde nos creemos que vamos?
Es muy triste también el hecho de que las asociaciones de víctimas del terrorismo -11 Marzo y AVT- esten tan poralizadas, y que sus dirigentes se dediquen a política como si fueran secretarios de partidos.
Ah, y casi se me olvidaba… sumemos a todo lo anterior los medios de comunicación, ávidos de noticias: este es el objetivo de los medios, causar controversia y hacer ver a la población que existe un conflicto en la calle, algo rotundamente falso. Es muy dificil vivir de espalda a los medios y, por lo tanto, de la controversia que crean: al fin y al cabo, muchos estan concebidos para eso. La clave está en no dejarse llevar en exceso por las divergencias y no fiarse al cien por cien de todo lo que nos cuentan, y saber discutir como personas sobre política con quien se quiera. Estamos en democracia, ¿no?
En fin, toda la poca dignidad que le quedaba a la política en este país ha sido aniquilada. Entre descalificaciones, manifestaciones manipuladas y desmentidos del gobierno no ganamos para sustos, y sillones nuevos…
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